martes, junio 29, 2004

Y volví a pensar en ti

Cabisbajo, con mil ideas en mi cabeza, hoy volví a pensar en ti, cuando creí que estabas fuera de mi mente, cuando pensé que eras parte del pasado, no pude sustraerme y te traje de nueva cuenta a mis pensamientos.

Como en aquellos días, cuando tu sonrisa iluminaba toda mi existencia, cuando esa risa alegre resonaba con estruendo, como si acaso mil cenzontles tuvieran fiesta en los jardines y ahí entre mil jazmines, se recrearan nuestras vidas.

Que locura a estas alturas, que alejado del decoro, pensar que aquí te tengo a mi lado, cuando los ojos entrecierro, pero más triste se aparece, la realidad ahora presente, te has ido y hace tiempo, y no vuelves, es lo cierto.

La vida ya dio vueltas y entre vueltas te has ya ido, entonces llega cual rocío, una nueva musa que aparece, como resplandor del cielo, con su canto y su viveza, a dar aliento y fortaleza, a este corazón renacido.

Y dos retoños ahora llenan, esa vida que con todo, Dios retoma en sus manos y la torna en alegría, para retira tristezas, que no caben en el pecho, porque vienen días hermosos, porque hermosa es la promesa del eterno que la ha dado.

Ay Eterno no te tardes, en traer a esa musa, que alegre estos días, los últimos de mi existencia y quieras Padre de Abraham, que renueve en otros vástagos esta dicha de vivir, que espera a su dama, para juntos de la mano vivir siempre a tu servicio.

Que podría yo decir, como epílogo a esta prosa, que anhelo a esa esposa que en mis canas ha recrearse y con todo dedicarse, recibir de mi las mieles, que en todos los repliegues goce como nunca lo hizo, que en el talamo lo viva y lo grite en placeres.

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